miércoles, 24 de octubre de 2012

Debemos ocuparnos del Matrimonio



El pasado sábado, día 20 de octubre tuvo lugar el IV Congreso del Foro Español de la Familia, que estuvo dedicado al Matrimonio. Excelentes profesionales, catedráticos, orientadores familiares, escritores, etc. desgranaron reflexiones sobre la institución matrimonial. Además, el ambiente era acogedor, familiar (como no podía ser menos) y optimista. Verdaderamente, cuando uno se encuentra en un lugar así, con gente tan excepcional, parece que todo se pone en su sitio, y una sensación de paz y alegría te embarga.
La idea central del mismo puede resumirse en que la estabilidad familiar, cuyo presupuesto es la estabilidad matrimonial, es un valor hoy en día de una enorme trascendencia, hasta el punto de que, en palabras de María Salomé Adroher, Directora General de servicios para la familia y la infancia del Ministerio de Sanidad, “los poderes públicos deben ponerse cuanto antes al servicio de la estabilidad y la fortaleza de las familias”.
Es una cuestión en la que se juega nuestro futuro, el futuro de nuestros hijos y el de nuestra sociedad entera.
La estabilidad y funcionalidad de la familia descansa sobre un pilar esencial, la fortaleza y estabilidad del matrimonio. Por eso, de parejas fuertes se desprenden familias fuertes, y de familias fuertes resultan sociedades cohesionadas, estables, funcionales y prósperas.
En palabras de Carlos Martínez de Aguirre, “hasta en las sociedades con legislaciones más divorcistas se considera un bien que los matrimonios duren”. No se entiende pues que ante el aumento de divorcios, por un lado, y la bajada de la tasa de nupcialidad por otro, la solución que se encuentre a ello por parte del poder político sea la de facilitar la ruptura matrimonial, hasta el punto de convertir al matrimonio en un “contrato basura”. Así actuó el gobierno anterior de España, que a través de la Ley 15/2005, la conocida como la del “divorcio expres” hizo del matrimonio una “unión” de dos personas, del mismo o de distinto sexo, que puede disolverse sin causa a partir del tercer mes. Autorizadas opiniones señalaron entonces que esa ley no se limitó a modificar el régimen matrimonial, sino que, simplemente, acabó con el matrimonio, que dejó de existir, al desdibujarse tan profundamente sus perfiles básicos que quedó irreconocible.
En efecto, desde siempre el matrimonio ha consistido en la unión estable –se celebraba con la intención de que fuera para siempre- entre dos personas de distinto sexo y abierta a la vida. Su regulación jurídica, y el interés que tiene para el Derecho descansan precisamente en esto último, en que se trata del lugar donde se originan los nuevos seres humanos. Por eso, la institución fundamental del Derecho de familia es la filiación.
Por tanto, ya se comprende, como señala el ya citado Martínez de Aguirre, que permitiendo que contraigan matrimonio personas del mismo sexo y estableciendo su libre indisolubilidad, hemos acabado con el matrimonio, pues ya no hay nada –salvo el nombre, lo único que queda ya, a modo de cáscara vacía- que lo diferencie de las uniones libres o convivencias de hecho.
Así, resulta muy difícil explicar a una pareja joven el interés que para ellos pueda tener celebrar un matrimonio, pues sólo perciben la apariencia: lo único que diferencia a la convivencia afectiva del matrimonio son “los papeles”.
Vemos ahora con más claridad, el porqué de la caída de la nupcialidad, del aumento de hijos nacidos fuera del matrimonio, y del imparable aumento de las cifras de divorcio.
Como decíamos al principio, en este hermoso combate por la fortaleza del matrimonio y de la familia nos jugamos mucho; lo primero de todo, la felicidad de nuestros hijos. Decía Ignacio Socías, el Director General de The Family Watch, que múltiples evidencias científicas demuestran que “Las familias formadas por personas casadas que no se han roto hacen más felices a sus miembros que las de las uniones alternativas”. Por muchos motivos – y no es el de menor importancia el descenso alarmante, y a escala mundial, de la tasa de natalidad, que hace que los sistemas de protección social que conocemos, y hasta la misma Economía mundial (con mayúscula) vaya a ser absolutamente inviable en pocos años- por muchos motivos, digo, en palabras de Ignacio Socías, “se necesita más familia y más matrimonio”. Al parecer, hasta en la ONU se empiezan a dar cuenta de esto, se vislumbra un cambio de actitud en Naciones Unidas. Pero aunque esto es así, señalaba en su conferencia, “hay gente cuya ideología no les permite admitir la realidad más palmaria”.
Por último, acabaremos con una hermosa historieta. Preguntaron con gran interés a una pareja de ancianos que celebraban sus bodas de oro matrimoniales que “cuál era el secreto”. Respondieron con naturalidad: “ninguno, pero nosotros crecimos en una época en la que si algo se estropeaba, se reparaba”. Hoy, cualquier cosa que se rompe se tira a la basura, y se sustituye por otra nueva. Parece una simple anécdota, pero podemos aprender muchísimo de ella.

Aquí pueden leerse las  CONCLUSIONES completas del IVCongreso del FEF.

jueves, 4 de octubre de 2012

En Tierra Santa V




El Templo

"La mayor parte de los muros occidentales del Templo de Jerusalén que pueden contemplarse hoy día, y los que están al sur de la explanada de las Mezquitas, incluyendo el santuario y el muro de las Lamentaciones, son de la época de Herodes el Grande". El Templo que construyó Herodes fue una de las maravillas del mundo, construido con enormes sillares extraídos de canteras cercanas a Jerusalén, que eran de color amarillo, casi blanco. Se asentó sobre la estructura original, los cimientos del Templo de Salomón. En su interior estaba el Santo de los Santos, sobre la roca en la que, según una antiquísima tradición, Abraham estuvo a punto de sacrificar a su hijo Isaac. Todo esto nos cuenta Simón Sebag Montefiore, en su libro “Jerusalén, la biografía” (muy poco recomendable, por otra parte, por su profunda incomprensión del Hecho religioso y por sus constantes faltas de respeto al cristianismo). Y sigue: “el diseño del Templo (…) indicaba una brillante comprensión del espacio y del sentido teatral. Deslumbrante e impresionante, «estaba todo cubierto con una planchas de oro muy pesadas, y después de salido el sol relucía con un resplandor como de fuego», tan brillante que los visitantes se veían obligados a desviar su mirada. Al llegar a Jerusalén desde el Monte de los Olivos «se alzaba como una montaña cubierta de nieve». Ese fue el Templo que conoció Jesús y que destruyó Tito”.

Pero Jesús no sólo conoció este Templo, sino que estuvo y enseñó en él en multitud de ocasiones (Dice San Lucas, en 19, 47 que “enseñaba todos los días en el Templo”). Ya con unos 12 años debatió allí con los Doctores de la ley, dando, por cierto, un serio disgusto a sus padres (siempre que, rezando el Santo Rosario, medito este misterio, me pregunto como San José resistió la tentación de dar un cachete a su hijo, cuando este les respondió a él y su Madre de aquella manera tan aparentemente insolente… -“¿Por qué me buscabais?  ¿No sabíais que es necesario que yo esté en las cosas de mi Padre?”- y como padre no puedo evitar una sonrisa. El asunto lo cuenta el evangelista San Lucas, en 2, 41-50).

Cuando, ya próxima la hora de pasar de este mundo al Padre, acudía cada mañana a enseñar al Templo desde la casa de Betania, contemplaría nuestro Señor este maravilloso espectáculo de su ciudad amada y el Templo, resplandeciente, desde el Monte de los Olivos. Precisamente en su falda se alza hoy una hermosísima Iglesia, llamada Dominus Flevit, el llanto de Jesús, pues fue allí donde el Maestro lloró al contemplar Jerusalén, pronunciando aquel impresionante y a la vez tan enternecedor reproche: “Jerusalén, Jerusalén!, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados. ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina su nidada bajo las alas, y no habéis querido!” (Lc 13, 34), y anuncia más tarde, entre lágrimas, que “vendrán días sobre ti en que no sólo te rodearán tus enemigos con vallas, y te cercarán y te estrecharán por todas partes, sino que te aplastarán contra el suelo a ti y a tus hijos que están dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has conocido el tiempo de la visita que se te ha hecho”. (Lc 19, 43-44).
(SIGUE)

martes, 2 de octubre de 2012

Prevenir la infidelidad matrimonial



En el Blog -magnífico, por cierto- http://cienciasdelafamilia-tenerife.blogspot.com.es he encontrado el siguiente artículo, originalmente publicado en Christianity Today (verano 2006, Vol. 23, n2, pág. 42) y cuya autoría corresponde a Jill Savage ( www.jillsavage.org  ), fundadora de www.hearts-at-home.org. Son una serie de consejos dirigidos a prevenir la infidelidad matrimonial. Me parecen tan acertados que los copio a continuación:



Una inocente amistad: Jill pone un ejemplo. "Un papá de estar en casa en nuestro vecindario se ha convertido en mi mejor amigo", le decía una joven madre. "Vamos juntos con los niños al parque, a comprar, incluso cocinamos juntos una vez al mes; es un gran tipo", decía la mujer. "Es evidente que ella no tenía ni idea del peligro de esta situación aparentemente inofensiva", escribió luego Jill Savage en un artículo. "La historia es siempre la misma: el cónyuge infiel desarrolló una relación que empezó como una inocente amistad, con alguien al que poder hablar, alguien que le escuchaba, que se preocupaba".

"Cada uno es tentado por sus propios deseos que le atraen y seducen; estos deseos, una vez concebidos, engendran el pecado, y el pecado, una vez crecido, engendra la muerte", cita Jill la Carta de Santiago 1, 14-15. 

Plantar una valla de protección: "Necesitamos plantar un seto de protección alrededor de nuestro matrimonio, es decir, tomar decisiones ya, por adelantado, que mantengan la tentación lejos y hagan del matrimonio una prioridad", recomienda Jill como asesora familiar y matrimonial. En concreto, ella recomienda 8 precauciones para proteger la relación. 

Precaución 1: Elige sabiamente. Evita pasar tiempo innecesario con alguien del sexo opuesto. Por ejemplo, si buscas un entrenador personal en el gimnasio, elige mejor a alguien del mismo sexo que tú.

Precaución 2: Comparte sabiamente. Si un día te das cuenta de que estás compartiendo con alguien secretos e intimidades sobre ti y tu matrimonio que no ha compartido con tu esposo o que no lo haría, eso es una señal de alerta. Un lío emocional con alguien, incluso si no llega a ser sexual, también puede hacer mucho daño a la relación.

Precaución 3: Procura estar en sitios públicos. Haz el propósito de no citarte a solas con alguien del otro sexo. Si un compañero te invita a comer o a que le acompañes. haz que venga una tercera persona. No titubees en explicarle, si hace falta, que así lo has acordado con tu cónyuge. Puede servir para dar ejemplo.

Precaución 4: No seas inocente. La mayor parte de la gente que termina teniendo un lío no quería tenerlo; la infidelidad empieza como una relación inocente que termina alcanzando una profundidad emocional que cruza la línea de la fidelidad.

Precaución 5: Aumenta tu inversión en hogar. Los matrimonios fuertes se consiguen pasando tiempo juntos, riendo juntos, jugando juntos. Si no tienes citas con tu pareja, planea ya citas para los meses que vienen y haz que pasar tiempo juntos sea una prioridad.

Precaución 6: Presta atención a lo que piensas. Si todo el día estás pensando en los fallos de tu cónyuge, si el tiempo que dedicas a pensar en él o ella se centra en defectos y reproches, es fácil que cualquier otra persona pueda parecerte mejor y te atraiga. Haz una lista por escrito de los puntos fuertes que inicialmente te atrajeron de tu pareja. Aumenta el animar y apoyar y disminuye las críticas.

Precaución 7: No juegues a comparar. Todos tenemos malas costumbres, manías y errores. Es muy tramposo comparar a tu esposa o esposo con un nuevo conocido, porque al recién llegado no lo estamos viendo en el mundo real, en el mundo de compartir techo, cuidar niños a las tres de la mañana, cuadrar cuentas, etc...

Precaución 8: Busca ayuda. Buscar ayuda es un signo de fortaleza, no de debilidad. Busca ayuda quien está dispuesta a presentar batalla, es un primer paso de fuerza. Un terapeuta familiar cristiano, un buen consejero, etc... te darán una perspectiva serena, valiosa, para establecer nuevas estrategias para proteger o defender o reconstruir tu matrimonio.

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In the Blog - gorgeous, by the way - http:cienciasdelafamilia-tenerife.blogspot.com.es I found the following article, originally published in Christianity Today (summer 2006, Vol. 23, n2, p. 42) and whose authorship corresponds to Jill Savage (www.jillsavage.org), founder of www.hearts-at-home.org. They are a series of tips aimed at preventing marital infidelity. I think they are so successful that copied them below:

An innocent friendship: Jill gives an example. A father living at home in our neighborhood has become my best friend, told a young mother. We will together with the children to the Park, to buy, even Cook together once a month; It is a large type, said the woman. It is clear that she had no idea of the danger of this seemingly harmless situation, then wrote Jill Savage in an article. The story is always the same: the unfaithful spouse developed a relationship that started out as an innocent friendship, with someone who can talk, someone who listened you, worry about you.

Each is tempted by his own desires that attract you and seduce; These wishes, once conceived, engender the sin, and Sin, once grown, engenders death, cited the letter of Santiago 1 Jill, 14-15.

Planting a protection fence: need to plant a hedge of protection around our marriage, i.e., decisions, in advance, to keep the temptation away and make the marriage a priority,

Caution 1: choose wisely. Avoid spending unnecessary time with someone of the opposite sex. For example, if you are looking for a personal trainer in the gym, choose better to someone of the same sex as you.

Caution 2: shared wisely. If one day you realize that you're sharing with anyone secrets and secrets about yourself and your marriage that has not shared with your husband or you wouldn't, that's a warning signal. An emotional mess with someone, even if it fails to be sexual, can also do much harm to the relationship.

Caution 3: seeks to be in public places. Get the purpose of not to mention you alone with someone of the opposite sex. If a partner invites you to eat or will you join. get to come and a third person. Not titubees to explain, if necessary, so you have agreed it with your spouse. It can serve to lead by example.

Caution 4: don't be innocent. Most of the people who ends up having a mess didn't want it; infidelity begins as an innocent relationship that ends up reaching an emotional depth that crosses the line of fidelity.

Caution 5: increases your investment in home. Strong marriages are spending time together, laughing together, playing together. If you don't have appointments with your partner, already planned appointments for the coming months and spend time together make a priority.

Caution 6: pay attention to what you think. If all day thinking about the failures of your spouse, if the time you spend thinking he or she focuses on criticisms and defects, it is easy that anyone else can seem better and appeals to you. Make a list in writing of the strengths that you initially attracted your partner. Increases the encourage and support and reduces the criticisms.

Caution 7: do not play to compare. We all have bad habits, hobbies, and errors. It is very cheat to compare to your wife or husband with a new acquaintance, because the newcomer not we are seeing in the real world, in the world of share ceiling, caring for children at three in the morning, squaring accounts, etc...

Caution 8: looking for help. Seeking help is a sign of strength, not of weakness. Get help who is willing to give battle, it is a first step in force. A Christian family therapist, a good counselor, etc... You will be given a serene, valuable, perspective to establish new strategies to protect or defend or rebuild your marriage

Imagen: http://www.soncomosomos.com

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Homo Familiaris, Hombre de Familia




Mi admirado y sabio amigo José Javier Rodríguez propone en su Blog titulado Perspectiva de Familia (http://www.tribunasalamanca.com/seccion/109/Blog-de-Jose-Javier-Rodriguez/) «superar la “teoría del capital humano” (Becker 1964, Grossman 1972 y Schultz 1983), por la “teoría del capital familiar”, es decir, pasar del homo socialis al homo familiaris» y a continuación tiene la gentileza de citar éste mi Blog, todo ello en un reciente post titulado “Matrimonio blindado, ¿Es posible elegir?”.

Por eso creo que debo explicar de dónde procede el concepto de “Homo Familiaris” que da título a este Blog y con el que me siento tan identificado.

En su breve ensayo titulado Filosofía de la Familia, Francesco D’Agostino, profesor de la universidad Tor Vergata de Roma, nos introduce en una parte de la filosofía muy poco estudiada aún y que abre la puerta a dimensiones todavía insospechadas. Así como la investigación filosófica ha avanzado mucho en áreas tales como la filosofía del Derecho, de la Historia o de la Ciencia, la filosofía de la Familia, que es parte de la filosofía social, se encuentra aun en fase de rudimento. El autor, filósofo del Derecho, afirma que se debe admitir, antes de reflexionar sobre la familia, la “índole estructural de la experiencia familiar en general” (pero bien entendido que el fenómeno estructural familiar no se apoya sobre los denominados sentimientos, que son naturalmente inestables o ambivalentes), y él elige en su libro una sola de sus vertientes, la de su “contextura jurídica”.

La tesis que defiende en su libro es fácil de resumir: la familiaridad es “una dimensión constitutiva del ser del hombre”, porquesólo gracias a la experiencia de la familiaridad la persona humana adquiere su identidad subjetiva”.

Desde esta perspectiva puede comprenderse el porqué del título de este Blog. La dimensión familiar es la que aporta al ser humano precisamente ese calificativo. La familiaridad nos da entidad, forma y función, razón de ser y de existir. La familia nos constituye y nos define, nos hace seres morales, nos responsabiliza y nos modela, en ella adquirimos la conciencia de pertenecer a una sociedad, y en ella adquirimos en primer lugar la experiencia del amor, el motor del mundo.

Por eso ahora podemos entender, en toda su inmensa amplitud, aquella frase de Benigno Blanco en la que afirma que “defender la familia es defender la humanidad, literalmente”.

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My wise and admired friend José Javier Rodríguez proposed in his Blog entitled Perspective of Family (http://www.tribunasalamanca.com/seccion/109/Blog-de-Jose-Javier-Rodriguez/) «overcome the "theory of human capital" (Becker 1964, 1972 Grossman and Schultz 1983), by the "theory of the family capital", i.e. move from the homo socialis to the homo familiaris» and then he has the courtesy of citing this my Blog, all this in a recent post entitled "Shielded marriage", Is it possible to choose? ."

So I think that I should explain from where come the concept of "Homo Familiaris" that gives his title to this Blog and I feel so identified with that item.

In his brief essay entitled Philosophy of the Family, Francesco D'Agostino, Professor at the University of Tor Vergata of Rome, introduces us to a part of the little studied philosophy still, and that opens the door to yet unimagined dimensions. As well as the philosophical research has been progressing in areas such as the philosophy of law, history or science, the philosophy of the family, which is part of the social philosophy, is still in the beginning. The author, philosopher of law, says it must be admitted, before reflecting on the family, the "structural nature of the family experience in general" (but well understood that the phenomenon structural family did not support on the so-called feelings, which are naturally unstable or ambivalent), and he chooses in his book one of its aspects, the one of their "legal texture".

The Thesis defended in his book is easy to sum up: familiarity is "a constitutive dimension of the being of man", because "only thanks to the experience of the familiarity the human person acquires his subjective identity".

From this perspective you can understand the reason of the title of this Blog. The family dimension is which brings to the human being precisely that adjective. Familiarity gives us entity, form and function, reason for being and exist. Family constitutes us and defines us, makes us moral beings, make us responsible and models us, in the family we acquire the awareness of belonging to a society, and in the family we acquired the first experience of love, the engine of the world.

For that, now we can understand, in its vast scope, that phrase of Benigno Blanco, who states that "defending the family is to defend humanity, literally".

Imagen: http://elempresario.mx/

martes, 18 de septiembre de 2012

En Tierra Santa IV




En Caná de Galilea

La peregrinación a Tierra Santa había sido organizada por un grupo de matrimonios, que se reúnen mensualmente en casa de alguno de ellos, agrupados en el Movimiento Familiar Cristiano (MFC). Por tanto, la visita a Caná de Galilea revestía para nosotros una particular importancia. Es más, uno de estos matrimonios celebraría allí sus bodas de plata matrimoniales.

Caná de Galilea es una localidad situada a unos ocho kilómetros de Nazaret, en dirección a Tiberíades. Su población es mayoritariamente árabe, como la de Nazaret.  Se trata de los llamados "árabes del 48" o "árabes israelitas", y algunos de ellos son cristianos. Son una minoría. Nuestro guía, Samer, era uno de ellos, árabe y, en su caso, católico. Un héroe. 

La ciudad de Caná aparece en los evangelios porque aquí fue donde Jesús hizo su primer milagro. Tanto es así que comercialmente la pequeña localidad se aprovecha de ello; nosotros tuvimos ocasión de comprar “souvenirs” en un establecimiento denominado “The first Miracle”, de modo muy convincente, que es el que puede verse en la foto de más arriba.

Existe una iglesia realmente preciosa en el sitio en el que, al parecer, estaba el local de “bodas y banquetes” al que acudió Jesús, acompañado de su madre, la Santísima Virgen, a una boda, sin duda de algún pariente o amigo, de gente a la que conocían bien y sin duda apreciaban.

Allí se produjo una escena entrañable, por el cariño y amor que se desprende de la actitud de ambos, por el cuidado por los detalles y por la atención a los demás. Pero dejemos que sea el evangelista San Juan quien nos lo cuente (Jn 2, 1-11):

“En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea y la madre de Jesús estaba allí; Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda.
Faltó el vivo y la madre de Jesús le dice:
−No les queda vino.
Jesús le contesta:
−Mujer, déjame: todavía no ha llegado mi hora. Su madre dice a los sirvientes:
−Haced lo que él os diga.
Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una.
Jesús les dice:
−Llenad las tinajas de agua.
Y las llenaron hasta arriba.
Entonces les manda:
−Sacad ahora y llevádselo al mayordomo.
Ellos se lo llevaron. El mayordomo probó el agua convertida en vino, sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llama al novio y le dice:
− Todo el mundo pone primero el vino bueno, y cuando ya están bebidos el malo; tú, en cambio, has guardado el vivo bueno hasta ahora.

Así, en Caná de Galilea, Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria y creció la fe de sus discípulos en él.

Me resulta delicioso ver como nuestra Santa Madre ejercita la autoridad materna. Se ha dado cuenta de que los novios están en una situación comprometida al habérseles acabado el vino, algo muy grave en una boda. Decide intervenir y “ordena” amorosamente a su Hijo que haga algo. Está segura de ser obedecida. Nuestro Salvador, como todo buen hijo, se somete a su Madre y decide hacer lo necesario para permitirles superar el apuro. Lo hace a la perfección, con completa discreción y máxima eficacia. Por que no olvidemos que “todo lo hizo bien”, como leemos en San Marcos (Mc 7, 37).

Y ese “haced lo que Él os diga” es aplicable también a todos nosotros. Otro gallo cantaría en nuestras vidas, y en las de todo el mundo si siguiéramos el consejo de nuestra Madre del Cielo.

En Caná, algunos matrimonios renovamos nuestra promesa matrimonial. Fue algo emocionante y que nos dejó sumidos a todos en un estado de intensa alegría. De alguna manera nos volvimos a casar, ante la Iglesia y ante el pueblo, y además, esta vez, ante alguno de nuestros hijos. Volvimos de nuevo a pronunciar la frase con las que un día lejano nos entregamos mutuamente, el marido a la mujer y la mujer al marido. «Yo, “N”, te quiero a ti, “N”, como esposa y me entrego a ti, y prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y la enfermedad, todos los días de mi vida». Previamente habíamos sido de nuevo interrogados sobre nuestra libertad y aceptación voluntaria, como se hizo el día de nuestra boda. Con aquella hermosísima fórmula aquel ya lejano día nos comprometimos a querernos para siempre. De esa promesa surgió nuestra familia y nacieron nuestros hijos, y creamos, por ese acto de libertad, una realidad que nos superaba a ambos y que sin ninguna duda es una fuente de felicidad imperecedera: la familia.



Benedicto XVI, en el VII Encuentro Mundial de las Familias, celebrado en Milán el pasado mes de mayo de 2012, evocó las Bodas de Caná al responder a una joven pareja que pronto contraería patrimonio, y a la que había una palabra que les atraía y les asustaba al mismo tiempo: "para siempre". El santo Padre respondió con el ejemplo de lo sucedido en Caná:

“El primer vino que se sirve es estupendo: es el enamoramiento. Pero no dura hasta el final: debe venir un segundo vino, es decir, debe fermentar y crecer, madurar. Un amor definitivo que llega a ser el segundo vino que es más bello, mejor, mejor que el primero. Y esto es lo que debemos buscar.

Por último, me gustaría destacar, con San Josemaría, que el "matrimonio no es, para un cristiano, una simple institución social: es una auténtica vocación sobrenatural".

domingo, 16 de septiembre de 2012

En Tierra Santa III




Cafarnaum (Capharnaum)[1]

También a la orilla del mar de Galilea se encuentra Cafarnaún, ciudad en la que vivió Jesús y en la que tuvo gran actividad, pues aparece en numerosas ocasiones en los Evangelios (cuando Jesucristo fue rechazado por los nazarenos, la hizo Su nueva morada (Mt. 4,13; Lc. 4,31; Jn. 2,12). Ahí eligió sus primeros discípulos: Pedro, Andrés, Santiago, Juan y Mateo (Mt. 4,18, 21; 9,9; Mc. 1,16); Curó ahí al siervo del centurión; a la suegra de Pedro, a un paralítico y a un endemoniado; a la hemorroísa ; fue ahí también en donde trajo nuevamente a la vida a la hija de Jairo y donde pronunció numerosos discursos), hasta el punto de que es conocida como la “ciudad de Jesús”. Hoy día no son más que unas ruinas, sacadas a la luz por excavaciones arqueológicas y en general muy bien conservadas y muy estudiadas. Al parecer, la localidad quedó despoblada ya en siglo VII. Su nombre (también Kapernaum) significa “villa de Nahum” o “consolación”.




La visita a Cafarnaún es muy emotiva por varios motivos. En primer lugar fue en su Sinagoga donde Nuestro Señor pronunció el discurso sobre la Eucaristía, el Pan de Vida (Jn, 6, 26-59) y explícitamente dice en Evangelista, en el versículo 59 que “Haec dixit in synagoga docens in Capharnaum” (estas cosas dijo en la sinagoga, enseñando en Cafarnaún). En tal discurso, Jesucristo dice unas palabras que los propios discípulos consideran duras, hasta el punto de que “muchos” se echaron atrás y ya no anduvieron más con Él: “Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. Si alguno come de este pan vivirá eternamente (…) El que como mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo le resucitaré en el último día” (Jn, 6, 51 y 54).

Estar allí, donde Jesús pronunció su discurso eucarístico, y considerando la enorme importancia del sacramento eucarístico, “centro y raíz de la vida interior” en palabras de San Josemaría, produce unas emociones inolvidables.

Las ruinas de la Sinagoga de Cafarnaún -magníficamente conservadas- que visitamos no corresponden a la misma en la que enseñó Jesucristo, aunque muchos arqueólogos afirman que está construida precisamente donde estuvo ésta.




Muy cerca de la misma se conservan las ruinas de la Casa de Pedro, que fue conocida como “Domus Ecclesia”, pues al final del siglo I se convirtió en la casa donde se reunían los cristianos, y sobre ella se construyeron diversas iglesias siglos más tarde. Era un poco más grande que las demás del pueblo, o así lo indican sus ruinas, y quizá lo fuera por el motivo expuesto.




En el capitel de una de las columnas del templo modernista construido sobre la Domus Ecclesia de puede leerse: «Tu es Petrus et super hanc petram ædificabo Ecclesiam meam: et portæ inferi non prævalebunt adversus eam». Aquella solemne frase de Nuestro Señor a Pedro, aquel “nombramiento” que recoge Mt. 16, 18, me llenó de emoción: Pensé en el diálogo que tuvieron, una vez resucitado Nuestro Señor, a orillas del lago de Genesaret, en el que el Señor, por tres veces interrogó a Pedro sobre su amor por Él, porque unos días antes le había traicionado. Aquel amoroso diálogo abre el corazón del cristiano a la esperanza y a la alegría.

Si aquel Pedro, cobarde y traicionero, falsario y timorato unas jornadas antes, es ahora, no ya perdonado, sino amado tan profundamente por el mismo Dios, hasta el punto de que no dudará en poner sobre sus hombros la entera Iglesia naciente, entonces nosotros hemos de ser felices, por tener tal redentor.

Si yo me siento tantas veces débil, frágil, sensual, caprichoso, perezoso y egoísta, mi Padre Dios, que me conoce perfectamente, me sigue queriendo, y me quiere precisamente tal como soy. Me perdona, me espera y confía en mi, aunque a veces me cueste seguir su Camino.

Todas estas cosas pensé cuando en la Casa de Pedro leí aquella inscripción, porque veníamos de la Iglesia del Primado de Pedro en la que éste, a la tercera vez que Jesús le pregunta si le ama, contesta triste. “Señor, Tú sabes todo, Tú sabes que te amo”. Cuanto alegra el corazón saberse amado por un Padre así.





[1] Puede encontrarse muchísima información sobre esta ciudad en el siguiente enlace. Además, está muy bien escrita: http://www.kinneret.ibernumis.biz/html/cafarnaum.html

jueves, 13 de septiembre de 2012

El desmantelamiento espiritual de España




Mi sabio y siempre brillante amigo Jorge Buxadé (http://jorgebuxade.wordpress.com) ha publicado en su Blog  un post en el que, con el título de “Pueblo espiritualmente desmantelado” acierta de pleno al identificar la causa última del actual estado de postración de España (y digo postración, de postrado, rendido, humillado, abatido, enflaquecido, debilitado, sin vigor ni fuerza, arrodillado): es el decaimiento, el desmantelamiento espiritual de los españoles. Lo explica tan magistralmente bien que copio a continuación, con su permiso su post íntegro. ¡Gracias Jorge!

Traigo hoy una larga cita o transcripción de una carta escrita por José Antonio Primo de Rivera en 12 de julio de 1936 y dirigida a Ernesto Gimenez Caballero: “Lo malo sería la experiencia Maura-Prieto, con una excitación artificial de los negocios, las obras públicas, etc., para fingir una prosperidad económica sin levantar nada sobre fundamentos hondos. Al final sobrevendría una gran crisis económica sobre un pueblo espiritualmente desmantelado para resistir el último y decisivo ataque comunista (lo nuestro es un período de calma burguesa no es donde se alcanza su mejor cultivo).”
La cita viene al caso, aunque no quiero con ella hacer un expreso y exacto paralelismo, pero sí caer en la cuenta de cómo dos almas superiores como fueron las del fundador de Falange y las del Robinson Literario, poeta, filósofo, ensayista, diplomático, fundador de la mejor revista literaria, advirtieron que lo peor no era tal o cual gobierno, tales o cuales colores, partidos, siglas o nombres…lo peor era el desmantelamiento espiritual del pueblo.
Quiero hacer notar que cuando se habla de espiritual no se emplea el término en sentido religioso y menos aún confesional, sino en un sentido más amplio, pues abarca lo anterior y también el ámbito político y social.
Este verano he disfrutado de la lectura de Ernesto Gimenez Caballero reencontrándome con mi yo más ibérico, más hispánico, más rotundamente romano. Serán cosas de la crisis. Y de la ineludible necesidad de defendernos frente al achique de espacios de los arios. A Don Ernesto le pasó mucho de lo mismo, aunque siempre fue de Ortega, otro monstruo sacrificado por la España cainita.
Sigue retumbando. Pueblo espiritualmente desmantelado. Visionario el asesinado en Alicante. Que delicadeza. Pueblo aniquilado. Pueblo vaciado. Ahora diríamos…pueblo deconstruido. Vaciado, desvertebrado en términos orteguianos, y vuelto a rehacer, ya distinto, flojo, sin nervio, sin fe en su destino, sin conocimiento de su pasado, sin consciencia de su vocación.
Eso es lo que nos ha dejado, ya lo podemos decir, la Constitución de 1978. Un pueblo desmantelado. Una excitación artificial de los negocios y de las obras públicas, una cultura del enriquecimiento económico, una expulsión de Dios de la vida Publica y privada, un vaciamiento de las consciencias, unas primeras generaciones que desconocen, como en la Rusia soviética los conceptos de culpa, de pecado, de libertad. No se donde lo he leído, o si es convicción propia, pero sin concepto de culpa, de daño, de pecado, no puede haber libertad ni orden social.
- Filosofías, dirán ustedes! No necesitamos filosofías sino liquidez bancaria y reforma tributaria.
- Quizás! No digo que no. Sólo objeto: Es un error pensar que lo económico se sobrepone a todo lo demás, es materialismo; segundo, lo importante no es tener dinero sino saber qué hacer o no hacer con él. El espíritu es superior a la materia.
- Paparruchas, me contesta el lector compulsivo de prensa. Fíjese usted en la editorial de aquí, y en esta columna, y en aquel reportaje. Lo ve? Hasta el nacionalismo es puro negocio. Con dinero se resolverá todo.
- Repito de nuevo. Quizás. No quiero dogmatizar. Sólo sé que los pobres nunca han hecho una revolución.
Pueblo desmantelado. ¿Quién lo reconstruirá?



Un año en la División Azul.

Transcribo a continuación el artículo que publiqué recientemente en el número 743, junio 2021, de la revista mensual BlauDivisión, Boletín d...