Cuando la
segunda de mis hijas, Susana, tenía ocho años le pidieron en el colegio que
escribiera las cosas que le proporcionaban felicidad. En muy breves líneas dio
toda una lección magistral, resumiendo lo más importante de su vida, que lo es
también de la nuestra, de la vida de todos:
«Algo que me proporciona
“Felicidad”: un prado verde, la playa de Noja, subir a la luna, que se case mi
tía Ana, que venga mi tía Tore, que venga mi abuela, que venga mi primo y mis
primas, que haya sido mi comunión y que estemos los cinco juntos, papá, mamá,
mis hermanas y yo»
Es propio del ser humano buscar
la felicidad. Y la tenemos mucho más cerca de lo que a veces pensamos, en lo más
sencillo, más inmediato y más sublime: en nuestra familia, en nuestro hogar.
Imagen: http://www.fotocommunity.es/
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