"La novedad que debe enunciarse en términos sencillos y llanos es que la familia constituye una comunidad de amor y solidaridad, que no encuentra su fundamento último en la ley que le otorga la reglamentación (...), sino en la capacidad (en sí misma misteriosa, pero indudablemente típica del hombre) de amar familiarmente y de fundar sobre este amor una comunidad de vida." Prof. F. D'Agostino
miércoles, 6 de abril de 2011
ESTRATEGIAS PARA CONSEGUIR UNA FAMILIA FELIZ (II)
Educar bien a los hijos significa poner mayor intencionalidad en la actividad normal de relación humana en el hogar. Esto se basa en el entendimiento y la voluntad y hay que desarrollarlos simultáneamente.
—Autoridad deriva del verbo latino augere, que significa aumentar, incrementar, promover, hacer crecer.
Solo habrá verdadera autoridad cuando se ejerce con disposición de servir.
En la familia, la autoridad la tienen y deben de ejercerla los padres como primeros responsables de la familia y de la educación de los hijos.
Los hijos son los primeros que se benefician de la autoridad de los padres, que correctamente ejercida es una influencia positiva que sostiene y acrecienta la libertad en desarrollo de cada hijo.
La autoridad de los padres no sólo incide en el crecimiento moral de los hijos, sino también en la unidad, LA COHESIÓN y en la autonomía de la propia familia e incluso en la mejora de la sociedad. Contribuye decisivamente al logro de una familia exitosa (feliz)
Es distinto tener autoridad y ejercerla. Es evidente que los padres, dada su condición de padres, tienen autoridad. Ejercerla de un modo correcto supone, en primer lugar, luchar para conseguir lo que se quiere hacer crecer o incrementar en los hijos. Así, ejemplo y autoridad se complementan.
El ejercicio de la autoridad educativa, requiere también prestigio. “¿Cómo me prestigio o me desprestigio ante mis hijos?”.
Los padres se prestigian o desprestigian por su modo de ser, por su modo de trabajar y por su modo de relacionarse con los demás. Prestigia –en cuanto al modo de ser-, el buen humor, la serenidad y la naturalidad.
- El buen humor se apoya en el optimismo y en la confianza. El mal humor permanente desprestigia y envejece.
- La serenidad también se apoya en el optimismo y en la confianza. Asegura poder actuar con sensatez y flexibilidad. El nerviosismo empeora la situación y desprestigia.
La naturalidad es la actitud propia de quien tiene confianza en ser obedecido, cuestión básica para poder servir mandando. La solemnidad, el dramatismo, el lamentarse o echar en cara, no sirven para nada.
Deberían preguntarse los padres si están contentos con su trabajo, si lo hacen bien sin quejarse, evitando el mal humor ante las contrariedades, si cuentan solo lo positivo de su trabajo.
Se tiene prestigio por el modo de cuidar las relaciones con los demás. ¿Procuro no hablar mal de nadie?, si no puedo alabar ¿me callo? ¿Vivo la lealtad con mis amigos? ¿se pueden fiar de mi? Una respuesta negativa: zonas de desprestigio ante los hijos.
Y finalmente, hacer cumplir. No puede reducirse la autoridad al “derecho de dar órdenes y al poder para exigir la obediencia”. Si no se cumple lo que se manda no puede hablarse de autoridad. Recordemos que el servicio de mandar incluye tomar decisiones influyentes en el comportamiento de los hijos y sancionar, para hacer cumplir lo que fue pensado y decidido por los padres.
1.- Establecer previamente unas reglas del juego. Son normas aceptadas por todos y exigibles a todos.
2.- Exigirse así mismo en lo que comprensivamente se quiere exigir a los otros.
3.- Ponerse de acuerdo con el otro cónyuge, pues no siempre van a estarlo en cuestiones referentes al ejercicio de la autoridad
4.- Considerar inseparable el binomio autoridad-exigencia.
5.- Considerar inseparable la participación y la responsabilidad.
6.- Ser sobrios en el ejercicio de la autoridad, justamente porque es importante.
7.- Saber resistir frente a dificultades y frustraciones. No desanimarse nunca. Pase lo que pase. PACIENCIA.
8.- Destacar siempre, en primer lugar, lo positivo.
9.- No olvidar que el ejercicio de la autoridad educativa requiere un clima de confianza, que no excluye actos de energía.
10.- Hacer todo esto, siempre con cariño.
(Belén Aparicio)
Deberes en casa:
Los alumnos aprenden mejor cuando estas tareas son cotidianas, calificadas, devueltas pronto y utilizadas fundamentalmente para trabajar materia presentada previamente en el aula por el profesor.
Además de los efectos positivos sobre el rendimiento académico, las tareas escolares en
casa:
· establecen el hábito de estudiar en casa;
· preparan al alumno para aprender independientemente;
· pueden ser un aspecto central para generar una interacción familiar constructiva;
· permiten a los padres saber lo que el alumno está aprendiendo en el centro escolar;
· en la mayoría de las casas, reducen el tiempo de ver televisión en favor de la realización de actividades constructivas;
· amplían el aprendizaje formal más allá de la jornada escolar;
· capacitan al alumno para reflexionar sobre un tema y familiarizarse más con él de lo que frecuentemente permite un ajetreado marco escolar que, a veces, provoca distracción; y
· permiten al profesor un control frecuente del progreso del alumno.
INTENTAR ELIMINAR EL “ES QUE NO ME APETECE” COMO MOTIVO PRINCIPAL DE ACTUAR O NO
ANÉCDOTA: Así como para fortalecer la relación matrimonial hay que hacer uso de grandes dosis de paciencia, también en el ejercicio de la autoridad paterna. Hay que hacerse “violencia” cuando por ejemplo tu hijito de dos o tres años coge una rabieta que amenaza con desquiciar los nervios de todo el grupo. Esperara a que pase, no ceder al chantaje cuando nos provoca con vómitos o arcadas, mantener la compostura en todo momento.
O cuando nuestro hijo adolescente amenaza con volver a casa a “la hora que le de la gana”, con chantajes de todo tipo.
ANÉCDOTAS: Juan Pablo II. “Hay que aprender a trabajar cansados” (“tendremos una eternidad para descansar”).
ESTUDIO: “El estudio: un clima familiar en donde la lectura y el estudio ocupan un lugar importante en la vida del hogar, sin duda ayuda a que esta actividad intelectual una más a padres e hijos, abuelos, tíos... Se ve así que el interés por el estudio de los hijos no es solamente para que “pasen el año” y no pongan problemas, sino para que “sepan” y conozcan más profundamente el mundo que les rodea y le den sentido. Es ésta, sin duda, la mejor motivación para el estudio de los hijos. Así comienzan ellos, poco a poco, a trabajar e investigar más allá de lo que el Colegio les pide, a estudiar con el afán de saber, de profundizar y comprender el sentido de la cultura. Para esto es muy importante la Biblioteca Familiar, porque en ella se encuentra la vida cultural de la familia; todos hemos leído en nuestros primeros domingos y vacaciones de infancia, lo que ella nos ofrecía. Es también importante que los padres y maestros, orientemos muy bien las bibliotecas; así los hijos vivirán más tiempo en su casa, si en ella encuentran lo que buscan para sus estudios. Los libros son vehículos de cultura y con ellos, si están bien elegidos, se pueden elaborar planes de lectura, desde unos cuentos infantiles tradicionales, bien escritos y lógicos, hasta los que enseñan los caminos del filosofar. Es preciso que nuestros hijos conozcan y gusten de los clásicos tan pronto como es posible. Los niños se acostumbran a consultar, a comparar fuentes, a comprender qué es lo permanente y qué es lo cambiante en la cultura”. (María Adela Tamés)
martes, 29 de marzo de 2011
UN ATEO CONSECUENTE
Me remiten, por correo-e el siguiente escrito. Lo transcribo tal cual en este post, pues me parece sencillamente extraordinario:
UN ATEO QUE MARCA LA X PARA LA IGLESIA CATÓLICA
El doctor José Manuel López es especialista en Oncología en el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander (Cantabria). En un curioso artículo publicado ayer en la sección de opinión del Diario Montañés asegura que marca por convencimiento todos los años la equis en la casilla de la Iglesia Católica cuando hace su Declaración de la Renta. Y eso a pesar de declararse ateo:
«Mi pensamiento y mi vida discurren ajenos a los dioses, en general, y al Dios de los católicos en particular. No comulgué ni fui confirmado, me casé por lo civil, mis dos hijos no fueron bautizados y han estudiado en escuelas laicas, como su padre. Por lo breve, digo, ni soy católico ni aguardo orientación de ninguna fe religiosa, la que fuere. ¿A qué viene, entonces, mi chocante postura de destinar la X del IRPF a la Iglesia Católica ? Algunos la tildarán de gracieta simplona, otros de contradicción incomprensible, de inane provocación, etcétera. Nada opongo a tales opiniones, menos aún si sustentan la idea, más o menos refinada, de que seré aproximadamente un gilipollas. Pero si alguien desea curiosear en por qué un ateo marca su X a favor de la Iglesia, quizá le interesen mis tres razones principales.
1. La Iglesia católica es históricamente la organización benéfica más eficiente. No estableceré un ranking de altruismo, pero yo, siendo ateo, dudo que los recursos administrados por la Iglesia sean desdeñables o necesariamente sustituibles: voto por mantenerlos.
2. Europa está obviando el catolicismo. Asistí recientemente a la misa dominical en un convento de clarisas, con su olor inefable a musgo e incienso. A mediodía, las monjas ocupan un coro, allá por el ábside; los fieles llenan la pequeña nave y el cura lee sugestivos textos, y lo hace bien, y por un momento me siento parte de algo más grande y más permanente que yo, algo que sosiega la respiración y atempera el pulso, sin necesidad de lapidar a nadie. Y luego visité otra iglesia, donde se cantaban bellísimas habaneras de tema religioso. Voto por ese espíritu de paz y concordia, aunque yo no sea creyente.
3. Estoy harto de la beligerancia que existe contra la Iglesia Católica en nuestra sociedad española. Justo por no serlo, me parece inexplicable el furor obsesivo por bajar los crucifijos de los colegios. No veo qué daño causan los símbolos de una fe que no me asiste, pero sí ilustra mi paisaje histórico y emocional. Me espanta el fanático que se jactaba de clausurar escuelas católicas o quemar frailes. No concibo que un absurdo revanchismo haga saludar a gobernantes infames como Chávez y ningunear al Papa, líder espiritual de muchos compatriotas. A mi juicio de ateo, es lógico y deseable que el Estado sea laico, pero sucede que España no lo es. Hay vida inteligente fuera del Estado, así que pongo la X para la Iglesia Católica , no vaya a ser que algún insensato la destine a construir mezquitas y tengamos que resucitar a don Juan de Austria».
1. La Iglesia católica es históricamente la organización benéfica más eficiente. No estableceré un ranking de altruismo, pero yo, siendo ateo, dudo que los recursos administrados por la Iglesia sean desdeñables o necesariamente sustituibles: voto por mantenerlos.
2. Europa está obviando el catolicismo. Asistí recientemente a la misa dominical en un convento de clarisas, con su olor inefable a musgo e incienso. A mediodía, las monjas ocupan un coro, allá por el ábside; los fieles llenan la pequeña nave y el cura lee sugestivos textos, y lo hace bien, y por un momento me siento parte de algo más grande y más permanente que yo, algo que sosiega la respiración y atempera el pulso, sin necesidad de lapidar a nadie. Y luego visité otra iglesia, donde se cantaban bellísimas habaneras de tema religioso. Voto por ese espíritu de paz y concordia, aunque yo no sea creyente.
3. Estoy harto de la beligerancia que existe contra la Iglesia Católica en nuestra sociedad española. Justo por no serlo, me parece inexplicable el furor obsesivo por bajar los crucifijos de los colegios. No veo qué daño causan los símbolos de una fe que no me asiste, pero sí ilustra mi paisaje histórico y emocional. Me espanta el fanático que se jactaba de clausurar escuelas católicas o quemar frailes. No concibo que un absurdo revanchismo haga saludar a gobernantes infames como Chávez y ningunear al Papa, líder espiritual de muchos compatriotas. A mi juicio de ateo, es lógico y deseable que el Estado sea laico, pero sucede que España no lo es. Hay vida inteligente fuera del Estado, así que pongo la X para la Iglesia Católica , no vaya a ser que algún insensato la destine a construir mezquitas y tengamos que resucitar a don Juan de Austria».
Doctor José Manuel López.
ESTRATEGIAS PARA CONSTRUIR UNA FAMILIA FELIZ. (I)
ESTRATEGIAS PARA CONSEGUIR
UNA FAMILIA FELIZ (I)
En el
presente post, y en los que seguirán, transcribiré las notas que sustentan la
conferencia que impartí el pasado domingo 27 de marzo en Conchel, Huesca, con
motivo de la IV Jornada de Oración por las familias. Son pues material de apoyo
de una disertación, por lo que es posible que no resulten muy coherentes al ser
leídas, no obstante lo cual me parecen de la suficiente utilidad para ser expustas
aquí a los comentarios de público y crítica. Aquí va la primera entrega:
ESTRATEGIA PRIMERA
PRIMERO CONSIGAMOS UN
MATRIMONIO FELIZ
Una persona sabia, y muy
querida me dijo un día una frase de una profundidad insondable: “Los niños
tienen derecho a que sus padres se quieran”
El matrimonio supone que el
tránsito del enamoramiento, del manifestarse como «el ser más encantador» para el otro deba
transformarse en “ser el verdadero bien” para el otro. (P.J. Viladrich).
CARÁCTER, TEMPERAMENTO
Casarse supone, entre otras
muchas cosas, asumir, acertar el mal carácter del otro, todos tenemos mal
carácter, todos. No, es que son cosas de mi carácter, pero más bien «son cosas
de tu falta de carácter».
EL AMOR ES PACIENTE
El Santo Cura de Ars tenía un
temperamento muy brusco, casi violento, no tenía precisamente la virtud de la
paciencia, pero «se hacía violencia» a sí mismo para ganar esa virtud. Hay
muchas anécdotas:
Cuenta la sacristana que un
día, recién llegado a la Parroquia, fue a su casa un hombre y se puso a
insultarle. El cura escuchaba sin decir palabra; después quiso acompañarle a la
puerta y le despidió dándole un abrazo. Este sacrificio, este dominio de sí le
costó tanto esfuerzo y le causó tan viva impresión que a duras penas pudo subir
las escaleras de su cuarto y tuvo que echarse en la cama, y le salieron
ronchas. El esfuerzo y la tensión que le costaba el contenerse en estos casos
era tanto que a veces quedaba preso de cierto temblor. Y decía «cuando se ha
vencido una pasión hay que dejar que los miembros tiemblen». No era más que una
descarga nerviosa.
¡Cuántas veces nos
alegraremos de haber sabido callar!. Después, sólo después, cuando ya no
estamos enfadados, y viendo ya las cosas con cierta distancia, será el momento
de hablar.
«El amor se apoya en dos
pilares: paciencia y bondad. Enfadarse nunca mejora las cosas, suele generar
más problemas. Pero la paciencia para en seco cualquier controversia. Cuando
decides ser paciente das una respuesta positiva a una situación negativa. La paciencia
trae tranquilidad interior ante una tormenta exterior. Y es el amor quien te
enseñará a ser paciente. La paciencia nos hace sabios. Así como la falta de
paciencia transformará nuestro hogar en una zona de combate, la práctica de la
paciencia fomentará la paz y la tranquilidad».
«La paciencia es el
ingrediente esencial en una relación matrimonial» (El desafío del amor, de
Stephen y Alex Kendricks).
La paciencia es pues la
manera cómo el amor reacciona para reducir al mínimo una circunstancia
negativa. Es pues, un medio de defensa. Y ¿Cuál es el medio de” ataque”,
activo, positivo? La amabilidad, dulzura, buena disposición, iniciativa para el
bien.
Recientes estudios confirman
en efecto saludable de la relación matrimonial exitosa:
«El mensaje para difundir es
el siguiente», terminan diciendo los autores, «Las relaciones exclusivas y
solidarias confieren beneficios sustanciales en salud mental y física, que
aumentan con el paso del tiempo.»
David Gallacher y John
Gallacher, son los autores de un libro que lleva por título: Are relationships good for your health? (¿Son las relaciones humanas beneficiosas
para su salud?). Fue publicado en la Revista Británica Médica (British
Medical Journal), el 28 de enero de 2011.
sábado, 5 de febrero de 2011
PROGRES
LA LIBERTAD DEL PROGRE
El progre es un ser temeroso del pluralismo que se cree en posesión de la verdad absoluta y que se levanta cada mañana obsesionado por imponer su univisión invadiendo todos los ámbitos en los cuales las personas desarrollan su vida y sin dejar un solo resquicio a la libre decisión.Para ello se rodea de otros progres igual de mediocres y todos juntos se desenvuelven y coordinan como una secta para combatir a los que no piensa como ellos que, generalmente son fachas y tienen la culpa de todo lo que va mal en la sociedad. Se presentan como liberadores de normas cuando en realidad quieren que a base de decretos la ley respalde su estilo de vida y que sea además de obligado cumplimiento para el resto. Hay veces que incluso se convierten en iglesia y religión lo cual no deja de ser una paradoja ya que los mismos que avisan a la ciudadanía de que desconfíen de cualquier religión, flipan por organizar una especie de ateismo antropomórfico. Con su hipócrita paternalismo intentan despojar a los padres de su legítimo derecho a transmitir a sus hijos su propia visión del mundo, sus sentimientos y sus creencias y convierten en un burdo adoctrinamiento la educación pública y así, una vez apartados los individuos de la seguridad de la unidad familiar, obtienen ciudadanos sin criterio y fácilmente maleables.En resumen, el progre es un superhombre,dueño de su propio destino que se ha autofabricado el derecho a meter las narices en todas partes y que juega a ser Dios aunque su mirada no llegue más allá de las siguientes elecciones. Pero eso sí, todo, en nombre de la LIBERTAD. JA JA
El progre es un ser temeroso del pluralismo que se cree en posesión de la verdad absoluta y que se levanta cada mañana obsesionado por imponer su univisión invadiendo todos los ámbitos en los cuales las personas desarrollan su vida y sin dejar un solo resquicio a la libre decisión.Para ello se rodea de otros progres igual de mediocres y todos juntos se desenvuelven y coordinan como una secta para combatir a los que no piensa como ellos que, generalmente son fachas y tienen la culpa de todo lo que va mal en la sociedad. Se presentan como liberadores de normas cuando en realidad quieren que a base de decretos la ley respalde su estilo de vida y que sea además de obligado cumplimiento para el resto. Hay veces que incluso se convierten en iglesia y religión lo cual no deja de ser una paradoja ya que los mismos que avisan a la ciudadanía de que desconfíen de cualquier religión, flipan por organizar una especie de ateismo antropomórfico. Con su hipócrita paternalismo intentan despojar a los padres de su legítimo derecho a transmitir a sus hijos su propia visión del mundo, sus sentimientos y sus creencias y convierten en un burdo adoctrinamiento la educación pública y así, una vez apartados los individuos de la seguridad de la unidad familiar, obtienen ciudadanos sin criterio y fácilmente maleables.En resumen, el progre es un superhombre,dueño de su propio destino que se ha autofabricado el derecho a meter las narices en todas partes y que juega a ser Dios aunque su mirada no llegue más allá de las siguientes elecciones. Pero eso sí, todo, en nombre de la LIBERTAD. JA JA
Imagen: http://blogs.ua.es/cartones
jueves, 3 de febrero de 2011
La importancia del Cursillo Prematrimonial
Este
es un artículo que escribí para la revista Buena Nueva, que fue publicado el 13
de julio de 2015, con el título La
belleza del matrimonio cristiano.
Aún recuerdo con nitidez esa mezcla de nerviosismo, ilusión y alegría que conformaban mi estado de ánimo en los meses inmediatamente anteriores a la fecha de mi boda, a pesar de que han pasado ya 20 años desde entonces. Son muy numerosos los asuntos a resolver, las personas con quienes hablar, las llamadas telefónicas, los presupuestos, los imprevistos, los viajes, reservas, compras, pruebas, etc. que abarrotan la agenda de los novios en las últimas semanas previas a la boda, y que llenan todos los minutos del día de los futuros esposos, que sin embargo suelen disfrutar de cada uno de ellos.
Generalmente, estos días previos al gran día en que el novio y la novia van a cambiar de estado civil, y cambiarán por competo sus vidas para siempre, quedarán grabados a fuego en la memoria, como un período especialmente feliz, venturoso y pleno.
Entre esa multitud de cuestiones que los novios deben afrontar previas al día de su boda está el “Cursillo prematrimonial”, y es a lo que se refieren estas palabras.
Es habitual, por desgracia, que se tenga en muy poco a estos cursillos de preparación inmediata para el matrimonio. La soberbia intelectual que caracteriza al hombre moderno, de cualquier edad, hace que sea frecuente escuchar frases como que “tenemos muy poco que aprender”, antes de cursillo, o que “no me han enseñado nada”, después del mismo. Basta darse un paseo por cualquiera de los foros para novios que proliferan en Internet en los que se habla del cursillo como algo “que hay que quitarse de encima cuanto antes”, dicen, algo para lo que nadie “tiene tiempo”, por lo que cuanto más breve y concentrado sea, pues mejor. La actitud hacia el cursillo suele ser la de considerarlo un puro formalismo, que no hay más remedio que afrontar, pero que no me aportará nada, y que cuanto menos dure y antes concluya, mejor. Y, lamentablemente, esta manera de verlos está hoy, y desde hace muchos años muy generalizada.
En mi opinión es un triste y extendido error verlo de esta manera tan negativa. Y voy a explicar por qué:
En primer lugar me gustaría citar que la Iglesia encomienda a la comunidad eclesiástica (no sólo al párroco, no sólo al cura) que asista a los fieles “para que el estado matrimonial se mantenga en el espíritu cristiano y progrese hacia la perfección” [1] y esa asistencia se debe prestar, entre otras formas y momentos “por la preparación personal para contraer matrimonio, por la cual los novios se dispongan para la santidad y las obligaciones de su nuevo estado [2]”. Nada menos que eso, nada menos y nada más, en el cursillo se prepara a los novios para la Santidad. San Josemaría destaca una paradoja: “es más asequible ser santo que sabio, pero es más fácil ser sabio que santo” [3]. Por tanto, si todos hemos de ser santos, por ser esta la voluntad de Dios, Nuestro Padre, y por tanto los casados debemos serlo en nuestro matrimonio… ¿No será importante preparase para ello todo mejor posible, dedicando el tiempo y estudio precisos para ello? Para cualquier actividad nueva, o desconocida, que deseamos emprender en nuestra vida, necesitamos aprender unas habilidades básicas (conducir, cocinar, aprender un oficio o profesión, aprender el ejercicio de cualquier deporte como el esquí…). En todos estos casos buscamos siempre al mejor maestro, la mejor escuela y sabemos encontrar el tiempo preciso. Cuánto más necesitamos prepararnos para lo que va a ser un nuevo estado, una nueva vida, una nueva situación vital que va a abarcar todo nuestro ser, nuestro querer y nuestro entender desde el día de nuestra boda hasta el día final de nuestra vida en la tierra.
Y no cabe duda de que todos, y siempre, a cualquier edad, estamos en disposición de aprender cosas nuevas, y que a todos, siempre, hay personas que nos pueden enseñar algo. La vida matrimonial es completamente diferente de la que habitualmente lleva una persona soltera y joven, como suelen ser los novios. La pasión y el romanticismo en el que se desenvuelve normalmente el noviazgo, al tratarse de puro sentimiento, tarde o temprano termina. Pero el amor es otra cosa, que tiende a ser confundida muy a menudo con aquella pasión o arrebato amoroso. El amor conyugal, que se caracteriza por su específico carácter sexual, es un amor pleno y total, que tiende a una integración del varón y la mujer en toda su intensidad, abarcándoles en toda la extensión de su personalidad. Libremente el hombre y la mujer constituyen entre sí un “consorcio de toda la vida” [4] a través de la alianza matrimonial, “que fue elevada por Cristo Señor a la dignidad de sacramento entre bautizados [5]”. Y ese sacramento, bien recibido, va a servir para que los esposos reciban la gracia sacramental, inmensa y sobrenatural ayuda para su vida conyugal.
Pero esta unión, basada en el amor conyugal y en la entrega total, no es un simple hecho, es un pacto, un vínculo jurídico, perpetuo y exclusivo por su misma naturaleza [6], que está regulado por el derecho, y que genera derechos y obligaciones recíprocos y con el resto de la comunidad.
Brevemente hemos visto la trascendental importancia del sacramento del matrimonio, de lo distinto del estado matrimonial del que los novios tenían con anterioridad. Con el trascurso del tiempo es natural y previsible que el matrimonio sea puesto a prueba, que la relación conyugal pase por momentos de mayor dificultad. Y es en esos momentos “malos” cuando entrará en juego la gracia sacramental y especialmente, la “calidad” de la preparación que para el matrimonio haya recibido la pareja, que habrá servido par aumentar o completar su formación, y con ello sus recursos para hacer frente a situaciones de dificultad.
Acabo ya estas palabras haciendo alusión a S.S. el Papa Benedicto XVI, que el pasado 22 de enero pronunció un interesantísimo discurso dirigido a los miembros del Tribunal de la Rota Romana. Señala Benedicto XVI, sobre la importancia de los Cursillos Prematrimoniales que “Demasiado grande es el bien que la Iglesia y toda la sociedad esperan del matrimonio y de la familia fundada sobre él, para no comprometerse a fondo en este ámbito pastoral específico. Matrimonio y familia son instituciones que deben ser promovidas y defendidas de cualquier posible equívoco sobre su verdad, porque todo daño acarreado a estas constituye de hecho una herida que se produce a la convivencia humana como tal”. Y sigue diciendo: “No hay que olvidar nunca, con todo, que el objetivo inmediato de esta preparación es el de promover la libre celebración de un verdadero matrimonio, es decir, la constitución de un vínculo de justicia y de amor entre los cónyuges, con las características de la unidad y de la indisolubilidad, ordenado al bien de los cónyuges y a la procreación y educación de la prole, y que entre los bautizados constituye uno de los sacramentos de la Nueva Alianza”.
domingo, 30 de enero de 2011
Franceses
"Hoy, hemos derrotado la frivolidad y la hipocresía de los intelectuales progresistas:
De esos que el pensamiento único es el del que lo sabe todo y que condena la política mientras la practica.
Desde hoy no permitiremos mercantilizar un mundo en el que no quede lugar para la cultura: Desde 1968 no se podía hablar de moral. Nos impusieron el relativismo.
La idea de que todo es igual, lo verdadero y lo falso, lo bello y lo feo, que el alumno vale tanto como el maestro, que no hay que poner notas para no traumatizar a los malos estudiantes.
Nos hicieron creer que la víctima cuenta menos que el delincuente.
Que la autoridad estaba muerta, que las buenas maneras habían terminado, que no había nada sagrado, nada admirable.
El slogan era VIVIR SIN OBLIGACIONES Y GOZAR SIN TRABAS.
Quisieron terminar con la escuela de excelencia y del civismo.
Asesinaron los escrúpulos y la ética. Una izquierda hipócrita que permitía indemnizaciones millonarias a los grandes directivos y el triunfo del depredador sobre el emprendedor.
Esa izquierda está en la política, en los medios de comunicación, en la economía. Le ha tomado el gusto al poder. La crisis de la cultura del trabajo es una crisis moral. Hay que rehabilitar la cultura del trabajo.
Dejaron sin poder a las fuerzas del orden y crearon una frase: Se ha abierto una fosa entre la policía y la juventud:
Los vándalos son buenos y la policía es mala.
Como si la sociedad fuera siempre culpable y el delincuente inocente. Defienden los servicios públicos pero jamás usan transporte colectivo.
Aman mucho a la escuela pública pero mandan a sus hijos a colegios privados.
Adoran la periferia pero jamás viven en ella.
Firman peticiones cuando se expulsa a algún ocupa, pero no aceptan que se instalen en su casa.
Son esos que han renunciado al mérito y al esfuerzo y que atizan el odio a la familia, a la sociedad y a la república.
Hoy debemos volver a los antiguos valores del respeto, de la educación, de la cultura y de las obligaciones antes que los derechos. Estos se ganan haciendo valer y respetar los anteriores".
N. Sarkozy
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